La marcha nupcial se ha convertido en algo imprescindible para la celebración de las bodas. Pero, ¿cuál es su origen y por qué son las más elegidas por la mayoría de parejas? ¿Deberíais incluirla en vuestro repertorio de boda? Si os acordáis bien, por lo general suenan dos marchas bien definidas.
La marcha nupcial de Felix Mendelssohn
La marcha nupcial de Felix Mendelssohn fue creada no para la celebración de una boda, sino que forma parte de una ópera, El sueño de una noche de verano. Esta ópera está influenciada por la obra con el mismo nombre, escrita por el inglés William Shakespeare.
Su fama se debe al clamor de una boda real que causó gran expectación. Los novios eran Victoria de Sajonia y Federico de Prusia. El enlace tuvo lugar el 25 de enero de 1858, en el Palacio de Saint James en Westminster.
Aunque existe constancia de que la melodía llegó a sonar años antes, concretamente en 1847, para unir en matrimonio a dos jóvenes de familias aristócratas, su popularidad se extendió por la preferencia de la reina Victoria I y su deseo de que se tocara en el enlace entre su hija y el heredero prusiano en Westminster.
Después de esa boda tan popular, los ciudadanos no dudaron en imitar la melodía del enlace real, hasta que ha dado la vuelta al mundo. Así, esta pieza tan sublime, no puede faltar en los enlaces, siendo perfecta su música para bodas civiles y religiosas.
La marcha nupcial de Richard Wagner
La marcha nupcial de Richard Wagner es otra de las melodías que más suenan en una boda. Esta corresponde a otra ópera, Lohengrin. La conocemos por dos nombres, por un lado, Aquí viene la novia y, por otro, Bridal Chorus.
En sus inicios, la marcha de Wagner sonaba al entrar la novia en el templo, mientras que la de Mendelssohn daba la despedida al nuevo matrimonio tras la ceremonia. En la actualidad es normal ver cómo ambas melodías son usadas al inicio del ritual.
La música del compositor alemán hace aparición en el tercer acto de su ópera, a medida que el coro canta para celebrar el enlace entre los protagonistas, Elsa y Lohengrin. Destaca por su entonación alegre y festiva, en un ambiente que invita al baile y al tradicional convite.
Es sencillo imaginar la popularidad que tuvo esta parte de la ópera de Wagner en las bodas de su época. Pronto, los novios quisieron escuchar esta alegre melodía para celebrar su reciente compromiso. De esta forma, lo podéis escuchar en las bodas en la actualidad, dado el encanto y sublimidad que transmite.
Al presentar un ritmo pausado, es ideal para que la novia siga los pasos al son de la música, creando una entrada perfecta. Además, al haberse interpretado originalmente con un órgano, permite tocarse sin problemas en una iglesia que cuente con este clásico instrumento.
La impopularidad de la marcha nupcial de Wagner tras la Segunda Guerra Mundial
Para desgracia de Wagner, a pesar de pertenecer al siglo XIX, fue admirado por el dictador Adolf Hitler. Por este motivo era muy escuchado durante la época de esa Alemania, enemiga de la raza judía.
Los hechos acontecidos y descubiertos tras la Segunda Guerra Mundial han servido para asociar al compositor alemán con el partido nazi, aunque no fuesen contemporáneos, lo que llevó a representar un fuerte rechazo por las comunidades judías y luteranas. Así que, nunca oirán esta melodía en un enlace religioso de estas índoles.
¿Cómo elegir música para bodas civiles?
Si habéis pensado realizar una boda exclusivamente civil, excluyendo cualquier ritual religioso, no tenéis por qué rechazar la oportunidad de oír algunas de estas marchas nupciales.
Cada vez son más las parejas que optan por el vestido de novia blanco y el frac en un evento civil. De la misma forma, es posible llevar cualquier símbolo utilizado en los rituales religiosos a un enlace de este tipo. No pueden faltar así la música, las flores y, por supuesto, la etiqueta entre los invitados, siempre que os apetezca llevarlo a cabo con estas características, que tanto podemos observar en las bodas civiles estadounidenses.
Muchas parejas suelen decidir entre una u otra marcha nupcial para escuchar en sus enlaces. ¿Vosotros cuál preferís? Siempre podéis optar por ambas, para abrir y cerrar la ceremonia. Sin duda, seréis señalados por todos vuestros invitados por el buen gusto que tenéis, ante la elección de estas piezas clásicas.
La marcha nupcial lleva con nosotros más de siglo y medio, creando un ambiente majestuoso en todo tipo de bodas, ya sean religiosas o civiles. El hecho de querer imitar a los enlaces reales nos ha permitido continuar con esta bella tradición de combinar el compromiso del amor con la música. Aunque tenéis para elegir entre las melodías de Wagner y Mendelssohn, siempre podéis lograr que suenen las dos en vuestro enlace matrimonial.